El mito sobre el árbol del cerezo

El amor es, para muchos, una auténtica incógnita (y normal). Ha sido uno de los grandes misterios, tormentos y maravillas que nos arrastra a hacer el ridículo sin límite o nos impulsa a realizar proezas memorables (una de cal y otra de arena, supongo).  

Precisamente las numerosas leyendas y mitos que intentan describir y explicar este sentimiento único reflejan las infinitas formas de interpretarlo y vivirlo. Hoy te traemos la leyenda japonesa del Prunus serrulata, más conocido como cerezo (si eres más de Naruto, samuráis, sushi y toda la pesca, también lo conocerás como el árbol de Sakura).  

Hace mucho tiempo (ponle unos 600 años atrás), cuando Japón estaba sumida en guerras por el feudalismo, existía un bosque mágico lleno de luz, color y fauna. El lugar estaba empapado de flores y árboles frondosos que alegraban la mirada a todo aquel que guardara tristeza en ella. Pero había una excepción, existía un árbol que no era ni alto, ni bonito, ni daba frutos (básicamente estaba mustio). Incluso el césped no se atrevía a crecer a su alrededor por miedo a contaminarse de la desazón que emanaba.  

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El encantamiento  🪄✨

Un hada que paseaba por allí se compadeció del pobre árbol solitario y le concedió el poder de sentir como un humano, pues pensaba que a raíz (nunca mejor dicho) de la ilusión y la esperanza podría acabar floreciendo. También le otorgó la habilidad de transformarse en hombre siempre que quisiera. 

Este hechizo solo duraría 20 años, y si al terminar el plazo el árbol no florecía, moriría sin remedio.  

Herido grave de amor  🏹💘

Pasaron los días, las semanas y los años, la guerra inundaba Japón y el árbol se marchitaba (aún más) por el desasosiego que sentía en su corazón de humano. No encontraba motivos para florecer y el tiempo comenzaba a jugar en su contra.  

Una tarde, paseando con su forma humana (porque a ver como paseas siendo un árbol), se tropezó con una joven hermosa de tez blanca y ojos alegres. Ella estaba recogiendo agua en la orilla del lago. Daba paz mirarla, o eso pensó él. De repente, se encontró a él mismo sonriendo. Ella se llamaba Sakura y él comenzó a llamarse Yohiro (esperanza en japonés🤓☝️).  

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Vivir empezó a tener sentido para Yohiro si lo hacía en compañía de Sakura. Eran inseparables. Ahora sabía para qué servía su corazón, para entregárselo a ella (ñoño pero bonito eh). El plazo se acortaba cada vez más y él decidió sincerarse con Sakura (contarle lo de que era un árbol seco, con apariencia y corazón de persona gracias a un hada del bosque que pasaba por allí) y ella calló. Esos ojos alegres que tanto brillaban se apagaron, ella solo se giró y se fue, desapareció.  

Final emotivo con frase intensita 🤧🤧

El tiempo para Yohiro terminó, se convirtió en árbol esperando su muerte sin resistencia, pero aparecieron esos ojos brillosos, los cuales habían presenciado la transformación. Sakura se aferró al tronco con el corazón encogido, se negaba a perder a su amado.  

El hada vio lo que ocurría y, cumpliendo los deseos de la joven, dejó a Sakura fundirse con Yohiro. El árbol, entonces, floreció.  

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Desde aquel momento, ambos perfuman las calles de Japón y nos recuerdan que puede haber miles de leyendas románticas, pero el amor siempre será lo más real y puro que un humano podrá experimentar, pues es capaz de arrastrarnos a hacer el ridículo sin límite o impulsarnos a realizar proezas memorables.  

Y no lo olvides, el corazón está para usarlo, no tengáis miedo a hacerlo servible (consejito de tus amigas de Newspresso 😉).

Fuentes:

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