Historias cofrades escondidas en la ciudad malagueña

La Semana Santa es una fecha muy señalada para algunos, pues está cargada de sentimiento y pasión. Para otros tantos, es un acontecimiento perfecto para aprovechar los días de fiesta, huir de ella y viajar. Los dos casos son igual de respetables y este artículo espera amoldarse a ambas situaciones, ya que tampoco hay que ser muy capillita para sentir curiosidad por leyendas, cristos desaparecidos y peculiaridades que se ocultan tras la luz de los cirios, ¿no? 

El misterio del Cristo de la Buena Muerte ☠️

Si eres de Málaga, me juego la mano a que has escuchado a más de una persona referirse al Cristo de la Buena Muerte y Ánimas como El Cristo de Mena, desde luego que más corto y conciso es. Bueno, pues realmente son imágenes distintas. El primero es el que se procesa todos los jueves santos acompañado de la legión y el segundo desapareció en el año 1931 (justo cuando se inició la II República y un brote anticlerical arrasó con muchas iglesias y templos en España, en especial Málaga).  

 Sobre el 1661, Pedro de Mena realiza una proeza al crear la escultura que se convertiría en un ícono religioso. Pero, precisamente la fama de aquella efigie sería lo que acabaría con esta misma. 

En mayo de 1931, los republicanos izquierdistas radicales señalaron como objetivo la iglesia de San Carlos y Santo Domingo (no eran tontos, allí se encontraba la sede de las dos cofradías más emblemáticas del momento, Esperanza y Mena). Arrasaron con el lugar y el Cristo que había sido objeto de devoción desapareció sin dejar rastro como si de humo se tratase.

Gracias al escultor Francisco Palma Burgos y a 30.000 pesetas, la cofradía volvió a pasear por las calles en 1942, esta vez con una reinterpretación del Cristo desaparecido (el que hoy en día conocemos).  

Cristo de la Buena Muerte y Ánimas de la Cofradía de Mena

[…]

«Y a cambio de esta alma llena

de amor, que vengo a ofrecerte

dame una vida serena.

Y una muerte santa y buena

¡Cristo de la Buena Muerte!»

José María Pemán

Pedro Luis Gómez, periodista del Diario Sur, asegura en su libro «Las Cenizas de Cristo» que la imagen se salvó, pero también que jamás se encontrará. Por otro lado, está José Jiménez Guerrero que se muestra seguro ante la idea de que la efigie ardió aquel día. De una forma u otra, los dos mantienen que la escultura se perdió para siempre.

Mientras tanto, la Cofradía de Mena nos anima a seguir llamando al Cristo, Cristo de Mena, para nunca olvidar a la escultura y mantenerla viva bajo nuestras palabras.  

La leyenda del bandolero Juan Zamarrilla 🌹🗡️

Durante el reinado de Carlos III, existía un bandolero igualejeño y feroz que cometía grandes robos. Era de moral cuestionable, pero se ganó el corazón de la gente repartiendo lo robado entre los pobres. Se le hacía llamar Juan Zamarrilla y era tan escurridizo como sanguinario.  

Las autoridades no paraban de perseguirlo, estaban hastiados de siempre fracasar y no conseguir capturarlo. Un día, cerca de Antequera, lo lograron acorralar, pero él consiguió huir y esconderse en una ermita con la que se tropezó. Allí descansaba la escultura de María Santísima de la Amargura y él decidió ocultarse bajo su manto intentando evitar el triste destino que le depararía si lo arrestaban.  

Los soldados buscaron y buscaron, pero no dieron con el paradero del bandolero. Más hastiados de lo normal y maldiciendo al resbaladizo Juan Zamarrilla se marcharon. El bandolero, completamente aliviado, miró a la virgen agradecido y decidió engancharle con un puñal una flor blanca en el pecho. Esta flor poco a poco fue tiñéndose de rojo y el ojiplático bandolero al ver este milagro optó por hacerse monje (normal).  

Año tras año, Juan Zamarrilla subía a la ermita para dejarle a la virgen una rosa roja. Envejeció, pero cumpliendo con su costumbre nunca dejó de subir a aquel lugar para poder ver a su virgen. Uno de estos años, lo asaltó otro bandolero, Zamarrilla intentó defenderse, pero el tiempo había hecho mella en él y finalmente fue apuñalado mortalmente.  

El paso del tiempo de la Ermita de Zamarrilla (la foto antigua es de los años 50)

Antes de morir se dice que él consiguió ver a su virgen y al entregarle su rosa roja, esta se tornó de blanco.  

Hoy en día existe la Hermandad de Zamarrilla que procesa con su virgen María Santísima de la Amargura, la cual lleva su rosa roja enganchada en el pecho con un puñal.

Despedida🫂

Como no quiero hacer eterno el artículo esto es todo por ahora, pero tengo muchísimas más historias guardadas en el cajón. ¿Queréis descubrir más sobre lo que se esconde tras los cirios? ¡Dejádnoslo saber!  

Hasta entonces, tus amigas de Newspresso te desean una maravillosa vuelta a la rutina (yupi…)  

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